Recientemente, salió a la luz un artículo de la silla vacía sobre la alarmante cultura de abuso laboral en algunas de las firmas de abogados más prestigiosas de Colombia. Para mí, que trabajo en Fleik una consultora de cultura organizacional y bienestar profesional e integral, no es una noticia que me sorprenda. En Fleik, a través de nuestro servicio de búsqueda de trabajo consciente, hemos tenido la oportunidad de ayudar a más de 20 abogados en su carrera, y la realidad es clara: el 90% de ellos han pasado por situaciones de burnout, y el 60% están considerando dejar su lugar de trabajo debido a jefes inhumanos, si lo pongo así porque las historias son de no creer. (parecidas a las del artículo)
En muchos casos, estos abogados —que alguna vez sintieron una auténtica pasión por el derecho— hoy sienten rechazo hacia su profesión. Hemos escuchado testimonios como:
- «Estudié derecho porque me apasionaba, pero hoy en día odio mi trabajo.»
- «Normalice la carga laboral y sin darme cuenta estaba en una depresión y ansiedad de la que me ha costado más de un año salir.”
- “Me lavaron el cerebro, normalice abusos y comportamientos que ahora veo claramente que no estaban bien.»
No quiero generalizar y decir que todas las experiencias en el mundo del derecho son así, pero sí es evidente un patrón. Según la OMS, el derecho es la quinta profesión con mayor incidencia de agotamiento y problemas de salud mental. Ver cómo este patrón se repite en estudios, en nuestros servicios de Fleik y ahora, en este artículo, solo refuerza la urgencia de cuestionar los métodos de trabajo en esta industria.
Una vez recuerdo haber escuchado de un socio de una firma “trabajar como abogado implica sacrificios y que el esfuerzo, incluso extremo, es necesario para tener éxito. Pero yo me pregunto: ¿realmente es necesario llegar a esos extremos? ¿Pasar por crisis físicas y mentales es un precio aceptable para alcanzar el éxito? ¿De verdad no hay otra manera de hacer este trabajo de una forma más sana?
Sé que la presión y la agilidad son fundamentales en esta industria por la naturaleza crítica de los temas legales que se manejan. Sin embargo, la falta de gestión emocional, de habilidades interpersonales y de empatía parece haberse normalizado. Se prioriza el poder, el ego y la competencia, y se olvida lo esencial: somos personas.
Y aquí en mi opinión y no estoy generalizando, por favor no se lo tomen personal, entra otro factor: el tipo de liderazgo. En la mayoría de estas firmas, los cargos de mayor “poder” todavía los ocupan personas que no han actualizado el estilo de liderazgo, quienes, algunos, muestran estilos rígidos, con poca tolerancia a la vulnerabilidad o a los enfoques más humanos. Si bien hay excepciones, estas personas a menudo enseñan y modelan una visión del éxito en la que la dureza y la insensibilidad predominan, dejando poca cabida para la salud mental o el balance. Y aunque para ellos eso es “ser fuerte,” yo prefiero pensar que mostrar vulnerabilidad y emociones no es debilidad, sino autenticidad y humanidad.
Entonces, cuando llegan personas, quienes valoran el equilibrio y el bienestar mental/físico y emocional y que expresan estas necesidades, surgen etiquetas como “generación de cristal”. Pero si ser de cristal significa cuidar mi salud mental, prefiero ser de cristal a convertirme en una roca insensible.
La industria del derecho para mí necesita un replanteamiento pronto y sé que algunas firmas ya están en ese camino. Ya no basta con vivir bajo el mandato de “así se ha hecho siempre”; hoy sabemos que el éxito no debe implicar un sacrificio de la salud física o mental. La verdadera fortaleza está en liderar con empatía, en equilibrar los resultados con el bienestar y en construir un entorno donde trabajar en el derecho no signifique renunciar a nuestra humanidad.
La reflexión es sencilla: es posible alcanzar el éxito sin perder la esencia. Las generaciones actuales están redefiniendo el trabajo y las firmas de abogados, al igual que todas las empresas, necesitan adaptarse o, simplemente, seguirán perdiendo el talento que un día consideraron indispensable.
Si alguna firma que lea esto y quiera transformar su cultura, potencializar y empezar a cambiar el juego. Fleik está aquí para acompañarlos.