Como algunos de ustedes saben, en Fleik acompañamos a las personas en sus procesos laborales y además, somos un espacio de escucha para sus historias en el ámbito laboral. Este artículo está basado en varios casos y relatos que hemos recibido en nuestras redes, donde cada vez más personas nos expresan pensamientos como: “No quiero crecer profesionalmente porque eso implicaría sacrificar mi vida personal y mi salud mental” o “No quiero crecer porque estoy bien donde estoy y no tengo el deseo de ser socio o gerente general”.
Estas afirmaciones nos hacen reflexionar y analizando estas historias, encontramos que es común que cuando alguien dice que no quiere crecer profesionalmente, otras personas se sorprendan. Y bueno, la verdad es que no nos extraña que sea una afirmación sorpresiva, pues fuimos educados en una sociedad que mide el éxito en términos económicos y de carrera profesional y desaprender esto es todo un reto. Otro usual denominador que encontramos es que se percibe que quienes crecen y tienen mucho éxito en su vida profesional carecen de vida personal y tienen que sacrificar muchas cosas. Esto resulta frustrante para algunos, ya que mientras unos no desean ascender profesionalmente, otros sí quieren, pero el temor a perder su vida personal los frena.
Entendiendo este diverso panorama, desde Fleik nos hacemos dos preguntas fundamentales:
¿Es posible crecer dentro de una compañía y mantener el balance entre vida y trabajo? ¿Cómo cambiamos el mindset sobre el crecimiento?
Respondiendo a la primera pregunta, desde Fleik creemos que sí es posible crecer y mantener un equilibrio entre vida y trabajo; sin embargo, esto dependerá de dos factores: la persona y la cultura de la empresa. En cuanto a la persona, será crucial cómo gestiona su tiempo, si está en un proceso de autoconocimiento, cómo prioriza sus tareas, trabaja continuamente en desarrollar habilidades humanas y técnicas, sabe delegar y establecer límites. Por otro lado, la cultura de la empresa debe acompañar y proporcionar las herramientas necesarias para que los empleados puedan cumplir con sus roles sin sacrificar su vida personal. Un ejemplo de esto es Patagonia, una empresa que ofrece guarderías para los hijos de los empleados, permitiendo a los padres y madres no tener que sacrificar tiempo valioso con sus familias mediante estrategias como esta que facilitan la vida de los colaboradores y mejora la sensación de bienestar en la empresa.
Para responder a la segunda pregunta, debemos cambiar el mindset, entendiendo y aceptando que hay personas que genuinamente no quieren crecer profesionalmente. Como empresa, no debemos juzgarlos, sino apoyarlos en un crecimiento alineado con sus objetivos personales. Por ejemplo, si una persona desea mantenerse en su posición actual porque valora su tiempo libre o tiene otros proyectos personales, la organización debería respetar esa decisión y proporcionar oportunidades de desarrollo que no necesariamente impliquen ascender a cargos de mayor responsabilidad sino profundizar en nuevas habilidades o herramientas que permitan motivación y efectividad.
En conclusión, el reto con la transformación del trabajo es desmitificar el concepto de crecimiento profesional y asociarlo con algo enriquecedor y no con un sacrificio. Además, debemos reconocer que el éxito no es un concepto igual para todos; para algunas personas, el éxito se mide en términos de una vida tranquila y alcanzar objetivos que no están relacionados con el ámbito laboral.