¿Alguna vez habías oído el término de “Innovación Cultural”? Para Fleik es un concepto transformador y la columna vertebral de la estrategia organizacional. Pero antes de definirlo, vale la pena recordar qué es la cultura organizacional y por qué es tan importante. La cultura organizacional es el conjunto de valores, comportamientos, creencias, normas y actitudes que definen los procesos y las interacciones tanto internas como externas. En otras palabras, es como la personalidad de una empresa, ya que define su identidad, la forma en la que se relaciona con el entorno, y las interacciones con los diferentes públicos de interés, tanto internos como externos. Como seres humanos estamos en constante aprendizaje y evolución, nutriendo y construyendo permanentemente la personalidad propia; con las empresas pasa igual, pues deben llevar a cabo procesos continuos de aprendizaje y evolución para alcanzar el éxito organizacional. Según un estudio de Gallup, una buena cultura organizacional aumenta 10% el engagement de los empleados, 23% la rentabilidad y 18% las ventas de la empresa, y 14% la productividad. La suma de un alto desempeño, engagement, productividad y ventas tiene como resultado una rentabilidad excepcional.
La cultura no es acciones ni afirmaciones aisladas, la cultura es un proceso del día a día, que sé fortalece a partir de experiencias, retroalimentaciones, motivaciones y más; como dijo Reed Hastings, CEO de Netflix, “Culture isn’t something you can build up and then ignore”.
Tenerla siempre presente y potencializar constantemente es fundamental, pero no es suficiente, es solo un primer paso del camino.
Pero los números no son todo, y el éxito empresarial hoy en día depende de diferentes variables, entre ellas la felicidad laboral.
Las nuevas generaciones tienen una necesidad imparable de resignificar la concepción del trabajo, generando mayor conciencia frente a la importancia de encontrar espacios y ambientes laborales sanos, coherentes y con propósito.
Para abordar este desafío, se necesita un enfoque holístico e integral que convierta a las personas en el foco de la estrategia, transformar el concepto de retención por motivación de permanencia, construir modelos de trabajo flexible que favorezcan el balance personal/profesional, fomentar la autonomía con responsabilidad y contexto, migrar del micromanagement al trabajo colaborativo con líderes que guíen los procesos de aprendizaje, entre otros. Este es realmente el paso que va a marcar la diferencia, pero es imposible darlo sin el primer paso que mencionamos en el párrafo anterior.
Es aquí donde cobra importancia la Innovación Cultural; puede parecer abstracto, pero es fundamental para mantenerse atractivo, competitivo y adaptarse a los cambios y las nuevas demandas del mundo profesional. Compartimos algunas cifras que lo respaldan:
Un estudio de Grant Thornton muestra que el 50% de las personas participantes cambiarían a un trabajo de menor salario a cambio de uno con una mejor cultura organizacional.
Una encuesta de Glassdoor muestra que el 56% de los empleados considera la cultura organizacional como uno de los factores más importantes a la hora de elegir una empresa para trabajar.
Un estudio realizado por EY y publicado en Harvard Business Review, donde los participantes fueron líderes de la organización, muestra que las empresas que tienen una cultura organizacional fuerte tienen un 90% más de probabilidades de lograr su objetivo financiero, y las que tienen un propósito claro son además un 42% más propensas a lograrlo también.
Innovación Cultural es entonces refrescar constantemente la cultura, y en esta época en particular, es reformularla bajo la necesidad de resignificar la concepción de trabajo desde todos los frentes: nutrirla permanentemente, teniendo en cuenta las necesidades actuales, adaptar o transformar herramientas y metodologías de antes para responder a dichas necesidades, y así crear lugares increíbles para trabajar con equipos de alto rendimiento. La Innovación Cultural implica un cambio de mentalidad y actitud de organizaciones, líderes y empleados frente a la conciencia del propósito, la creación de espacios colaborativos, creativos y de experimentación, la generación de ambientes de aprendizaje y crecimiento continúo, la promoción de la autonomía y la consolidación de equipos conectados desde la convicción y el compromiso.
Dentro de los muchos beneficios de la Innovación Cultural, y tomando como referencia los datos compartidos previamente, nos gustaría resaltar los que consideramos más relevantes, y que a su vez están relacionados con la transformación a la que apostamos día a día desde Fleik. El primero de ellos es el impacto positivo de las nuevas prácticas culturales en el bienestar integral y la salud mental de los empleados, el segundo está relacionado con la motivación y la felicidad de pertenecer y permanecer, lo cual a su vez favorece la lealtad, el tercero con la construcción de relaciones transformacionales que aporten al desarrollo y crecimiento del ser, y el cuarto un aumento de responsabilidad en los procesos de toma de decisiones que elevan los niveles de innovación y eficiencia. Es por esto que, para llevar a cabo procesos de innovación cultural organizacional, creemos fundamental y necesario fortalecer los que, para nosotros, son los atributos básicos de cultura: Autenticidad, Liderazgo, Comunicación y Motivación, y así robustecer la estructura, estrategia y salud mental de la organización.
¿Está tu empresa lista para dar el salto hacia la Innovación Cultural?, Fleik es el aliado perfecto para acompañarte en el proceso.